“Ojalá nunca hayas leído nada de lo que te he escrito, porque me destrozaría saber que a pesar de eso no me has buscado.” - - Mario Benedetti. No es cuestión de nostalgia, al menos ya no tanto. Es cuestión de resignación. Y de esta tremenda manera en que la vida buscó enseñarme cosas que no pensé que me tocaría vivir. Estos meses han sido intensamente llenos de muchos recuerdos. Es como ir enumerando los días, ya no en cuenta regresiva como antes, sino tachados de un calendario imaginario del cual voy seleccionando memorias intactas. ¡Como disfruté esos breves días a tu lado! Pareciera que mi vida se hubiera definido completamente durante nuestros tiempos juntos, aunque hablar de “nosotros” sea lo más utópico que alguien pudiera llegar a hacer, siendo absolutamente objetivos. He llegado a superar las siempre consecuentes ganas de limpiar el alma cada vez que tu recuerdo se cruza por mi mente, estaría mucho más seco de lo que hoy...
El silencio de la noche solo hace que los murmullos en mi mente resuenen hasta ensordecerme. Quisiera gritar a todo pulmón que me haces una falta inmensa. Que la rabia que siento esconde mi necesidad de ti más que la ofensa misma que me agravia. No he sabido entender esto que tenemos. No he sabido leer tus códigos secretos para descifrar los mensajes ocultos. Tu vida es un criptograma. Y yo intento por diversos medios encontrar indicios y resolver el acertijo. Pero no logro tener éxito. Me he acostumbrado a ti. A tu vida falsa. A tu mentira perpetua. A tu incesante doble juego. Y siendo un masoquista, siento que te necesito. Siento un vacío inmenso sin ti. Siento que mi vida se marchita son tu sustento. Siento temor del mañana si tú no estás. No quiero pensar que no estés, pero no estás. No quiero acostumbrarme a qué me faltes, y hoy solo eres ausencia. Siento ganas de gritar que vuelvas. Pero decirlo es hacerme vulnerable y concederte todo poder sobre mi. Si fueras me...
Comentarios
Publicar un comentario