Razones

Cualquiera pensaría que es efecto de los tragos los que me hacen escribirte. Pero aún después de tanto alcohol me siento en plena facultad de escribir para decir cuanta falta me haces cada día que vivo.
Me pongo a pensar cono sería compartir la navidad contigo. Conocer tus tradiciones, lo que haces, lo que esperas de estas fechas. Y entre tantos pensamientos me di cuenta cyan idiota fui al expulsarte de mi vida por acciones que demostraron mi gran imbecilidad.
Hace días me preguntaron si pensaba que tu me extrañabas. Dije que no. Y estoy seguro que es así. Pero para tu información y de todo el que lea, yo si te extraño. Como el primer día que supe que nunca mas te vería. Como cuando te fuiste. Como siempre.
Todos los días me pregunto si en algún momento cesarás de rondar mis pensamientos. ¿Te recluirás en la celda del pasado, y te consumirás en las cenizas del recuerdo? Por ahora las brasas aún arden, pero ha de llegar el día en que solo quede el calor de ese fuego que todo lo borró. 
Aún paso mis tardes en angustia. Como si esperara que por casualidad pudiéramos conversar de lo cotidiano, un saludo, una canción, algún indicio de que el pensamiento también te traiciona de vez en cuando. Pero sé que no es así.
A mi me ha dado por pensarte con demasiada frecuencia. Inventando historias de un reencuentro improbable e imposible, pero que le da un toque de imaginación a mi dura realidad.
Hago el experimento de buscarte en el recuerdo de esas canciones que compartimos. Y alli te hallo.  Inamovible. Enseñándome como compartiste pedacitos de felicidad, para que en estos, mis días oscuros, pudiera aferrarme a ello. Es inevitable que se me quiebre la confianza, e incluso, pierda la compostura, y me envuelvan las emociones ya caducas en un espiral de remembranzas.
Hoy te recuerdo. Tu mirada cansada, pero de ojos hermosos que recuerdo como espejos de tu alma. De tu voz suave. Esa que forma en el conocimiento de lo exacto, y que cuenta anécdotas inspiradoras, a veces tristes, a veces felices, pero siempre interesantes. En tus manos, las que solo recuerdo por esa sensación que estrecharlas me producía.
Y sobre todo, recuerdo nuestras conversaciones. Las que nunca me aburrían. Las que extraño todos los días. Las que repaso para recordar que la soledad absoluta se extingue en una plática amena.
Extraño tu hogar. Recostarme en ese mueble donde las mas bizarras ideas cruzaron mi cabeza, y consumarlas marcó el fin de nuestra particular asociación.
Extraño el final de mis dias compartiendo los tuyos. Te extraño a ti. Me extraño a mi siendo feliz junto a ti.
Mucho ha pasado en seis largos meses desde tu ausencia. No soy ni más ni menos feliz, o eso creo. Quizá me he convencido de no vivir, para no morir. De no anhelar para no fracasar. De no volver a querer para no volver a herir. Ni a ellos, ni a ti, y sobre todo, a mi.
He intentado desterrarte al olvido, como tu lo hiciste conmigo. Pero a diferencia de mi, que soy ordinario en todo, para ti no consigo remplazo, porque aún te considero algo extraordinario.
Me pongo a recrear como sería una navidad contigo. Simplemente porque la vida contigo era como mil mañanas de navidad para mí.
Tengo razones. Para recordarte cada instante de mis días en esta tristeza incurable. Sin importar que tu no sientas ni rencor por mi. Tengo razones para conservar esas memorias que un día te escribí me permitirían vivir cada instante dos veces, que han sido mil.
Espero con ansias ir a ver el principito. Sé que no tendré coraje para aguantar el cúmulo de sentimientos que me trae. Pero entre lágrimas sonreiré con tu recuerdo. Y con la convicción de haber sido "domesticado". De quererte cada día. De saber que serás siempre mi recuerdo bonito. Mi persona especial.
Te echo de menos, le digo al aire
Te busco, te pienso, te siento
Y siento que como tú no habrá nadie
Yo aquí te espero, con mi cajita de la vida
Cansada, a oscuras, con miedo
Y este frío nadie me lo quita
Tengo razones para buscarte
Tengo necesidad de verte, de oírte, de hablarte
Tengo razones para esperarte
Porque no creo que haya en el mundo nadie más a quien ame
Tengo razones, razones de sobra
Para pedirle al viento que vuelvas aúnque sea como una sombra
Tengo razones para no quererte olvidar
Porque el trocito de felicidad
Fuiste tú quien me lo dió a probar
El aire huele a ti
Mi casa se cae porque no estás aquí
Mis sábanas, mi pelo, mi ropa te buscan a ti
Mis pies son como cartón
Que voy arrastrando por cada rincón
Mi cama se hace fría y gigante
Y en ella me pierdo yo
Mi casa se vuelve a caer
Mis flores se mueren de pena
Mis lágrimas son charquitos
Que caen a mis pies
Te mando besos de agua
Que hagan un hueco en tu calma
Te mando besos de agua
Para que bañen tu cuerpo y tu alma
Te mando besos de agua
Pa' que curen tus heridas
Te mando besos de agua
De esos con los que tanto te reías.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá nunca hayas leído nada de lo que te he escrito...

En libertad