Pensamientos Aleatorios
Desconozco el futuro, pero se que esta lleno de posibilidades. Es una paráfrasis de lo que escribía una persona en facebook. Sin embargo me identifico claramente con tal afirmación, un tanto para mostrarme positivo ante la incertidumbre que me invade. Estoy un poco desconectado de la realidad. He sucumbido a las presiones psicológicas y emocionales que las diversas situaciones del diario vivir han suscitado. Me encuentro un poco desmotivado es la verdad. Pareciera que mi vida no cumple ningún propósito. Me fastidia el trabajo, me fastidia la universidad, me fastidia la casa. Me fastidia el realizar cualquier actividad fuera de la rutina, y comienzo a preocuparme. Me encuentro sumido en un estado semi depresivo, y me resulta inevitable asociar mi estado de ánimo al que pudo embargar a mi papa aquel diciembre de 1998. Salvando las distancias, y considerando que las experiencias vividas son por amplio margen disimiles, creo comprender que cuando la vida pierde sentido las decisiones son menos lógicas y más viscerales. Que debo cambiar? Esa pregunte deje de hacérmela hace algún tiempo, porque me convencí de que era quien era y eso no encaja en el grupo social del cual buscaba aceptación. Pero esa tampoco resulto ser buena elección, y hoy la encrucijada es un poco más desconcertante. Cuando miro al pasado me reconozco demasiado maleable ante los juicios ajenos, pero en el presente me observo demasiado alejado de cualquier rumbo. Pudiera escribir eternamente acerca de mis periplos emocionales, y no llegar a ningún lado mas que vaciar una cabeza llena de pensamientos aleatorios. Sin embargo, me hace bien. Cuando mi único amigo es un procesador de texto, confío en que me expreso con sinceridad. Las palabras liberan mi espíritu acongojado. Ese espíritu que busca a su Padre, pero cuya peor debilidad es el orgullo. Entonces recuerdo que cuando encuentre en Dios la fortaleza que busco seré compelido a despojarme de los vicios que hoy tratan de llenar el vacio que siento. Y con ello podría comentar mis decepciones, aquellas que me han traído a donde estoy. Decepción de aquellos a quienes debí creer mas capaces de superar su humanidad, decepción de aquello que ha sido la fuente de mis mejores virtudes, la razón de mis mas grandes alegrías, y ahora de mis mayores desencantos. He perdido la fe en Dios y en los hombres, e inevitablemente he llegado a perder la fe en mi mismo. Al punto de que un reciente llamado de atención encendió la alarma de mi autogestión y me invito a evaluarme. Sabias palabras las de Heddy Luppi. Reactivo todo un sistema de autocritica y revisión intrapersonal. Hoy no se donde estoy, por que estoy allí, como llegue ni a donde me dirijo. Cuando lo averigüe, continuare escribiendo...
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