El día 52
Voy contando las fechas. Como si hubiera una carrera contrarreloj para desactivar un potente explosivo. Como si llevar memoria de estos sucesos sirve de algo.
Voy contando los días porque se me hacen eternos. Porque necesito levantarme el día 60 y reconocer qué siento, cuando la certeza de la ausencia no se pueda evadir con una "última conexión" o un "last seen x min ago".
Junio ha pesado en el alma. Como un saco de piedras que se arrastra desde el fondo de la cantera de la vida. Y me he permitido reconocer que no estoy preparado para emociones intensas. Porque en mi vida hay demasiada soledad. Y una omnipresencia asistida por mis acosos ha sido el peor combustible para habitar espacios que no estaban destinados a ser míos en ninguna manera.
No sé si se escriba un destino. Si existe una historia para cada persona, previamente estructurada de principio a fin. Si es cuestión de buena o mala suerte, coincidencia, azar, o una ruleta giratoria donde salen los nombres y rrlatos de quienes caminan por la vida con uno.
Lo que sí sé es que de entre tantos muchos, el era diferente. Por circunstancias, por la costumbre, por lo conocido. Y por cambiar el orden de las cosas.
Cuanta necesidad, secretamente, albergaba yo de conocer alguien así. No lo reconocí hasta que mi conciencia me lo dijo en cara. Ser un alma errante agota, y el era, ¿es?, la paz que anhelo.
Pero no todo lo que el hombre aspira y desea obtiene, sino aquello para lo cual esta preparado, y siempre en justa medida. Solo aquello que en justicia se ha pedido, se concede. Pero se otorga, a veces, para reconocer que hay caminos mas excelentes, y que no todo deseo es bueno, edifica o hace prosperar.
Crucemos en rojo el día 52, ya la porción de hoy fue recibida. Disfrutemos los 8 restantes, sin anticipación y con mucha reserva. Porque viene la sequía, la hambruna y el penar del alma. Hasta que todo se consuma, se desechen los excesos, y nos preparemos para un nuevo experimento. O quizá dejemos de experimentar. Es más conveniente.
Si devuelvo el tiempo, escogería distinto. No negando que lo vivido fue bueno, sino para vivirlo con menor expectativa.
No quiero un día 488 como el de Tom. Pero si mi día 60 llega, que traiga a Autumn, aunque no hayan pasado 500.
Comentarios
Publicar un comentario