Palabras.
¿Y cómo te digo?
Que me volteaste el mundo sin pedir permiso, y no encuentro forma ni manera de reorganizarlo si no te incluyo.
Que eres la pieza que siempre ha faltado en el rompecabezas que es mi vida.
Que las horas no bastan a tu lado, y en tu ausencia son eterno suplicio para purgar el alma.
Que tus besos son dulce bálsamo para mi profunda herida. Y que tus labios me elevan al tercer cielo con solo pensarlos.
Que tus ojos me iluminan en la noche oscura de mis pensamientos.
Que tu tacto desata todo un torrente de ganas que arrasa con cualquier vestigio de moral y virtud.
Que tu presencia me abruma en un incomprensible gozo.
Que tu coloreas mis grises con una paleta de colores vivos.
Y, ¿como te digo?
Que sé lo que no somos, pero no sé lo que somos.
Que me muero por verte y decirte que te pienso de día y de noche, y que hablo de ti hasta en mis sueños, pero no tengo derecho a extrañarte, y mucho menos a decirte que te extraño.
Que guardaría tu puerta como centinela para evitar que alguien se acercase, pero te sumiría en mi misma soledad y miseria.
Que borraría las heridas del pasado, y tallaría en tu corazón un nombre nuevo, pero no tengo permiso.
Que borraría de mi vida todo vicio si te consumiera en la medida en que mi adicción a ti lo demanda, pero me rehabilitas cuando me pides que me marche.
Que te desnudaría el alma antes que el cuerpo, pero ante muros tan altos mi confianza flaquea.
Que dejaría mi vida de historias por una realidad contigo, pero puede que no seas mas que mi propia fantasía.
¿Y cómo te digo lo que quiero gritar, cuando el silencio me aturde y va marchitándome toda esperanza?
¿Y cómo te digo que no me compartas canciones, cuando son el alimento de tu recuerdo perenne?
¿Y cómo te digo que no me beses, cuando ese sabor me enloquece y me excita todos los sentidos?
¿Y cómo te aparto de mi pensamiento, si me deleito en ello con placer culposo?
¿Y cómo te digo que no me mires, cuando tus ojos llenan de luz mis lugares más oscuros?
¿Y cómo te explico que me he vuelto loco en 42 días con noches, cuando no hay motivos para darte tanto poder sobre mi débil razón?
Y aunque no te lo digo, alguien lo sabe. Y sabe que te he colocado en el altar de mis deidades.Y sabe de mis penas y mis amarguras. De mis ganas de quererte hasta que se me agote todo lo que siento. Y todo lo que callo. Porque me asfixiaría no decirlo.
Pero tú, vive de silencios, hasta que se griten desde los techos de las casas.
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