Hushabye Mountain

Día 14.
De repente me llega a la memoria ese dia. Y los otros. Pero sobre todo el de la despedida. Porque nuevamente es un recuerdo borroso, del cual trato de alejarme mientras puedo, pero que termino encontrando, como Joel. Porque lo mantengo protegido, en ese lugar donde el inconsciente tiene dominio, donde nadie, ni siquiera yo mismo, altero lo que se archiva.
Ha sido extraño. Sobre todo por implicar un proceso de exploración que todavía no acabo, y que solo me ha servido para definir que no tengo nada definido.  A veces uno solo desea sentir que es necesario para otra persona. No en un estricto sentido, sino de modo tal que haya al menos una pizca de sentimiento. Pero supongo que es parte de quienes somos, y como nos va moldeando el tiempo y las circunstancias.  
Hace poco más de 14 días vivía en la angustia de su partida. Hoy es el regreso lo que me crea ansiedades. Y de repente hoy, en esas escaleras, pensé que realmente he llegado a olvidar el hecho de haber estado convencido de que no regresaría. Ya no importa tanto. Porque su retorno no cambiaría jamás ninguna incertidumbre. 
Me gusta pensarme capaz de haber sentido cosas inefables. De no encontrar la manera de describir como sucedió ni por qué, pero tener esa certeza de que era algo profundo. Que llego a ser fuerza motriz para mi inercia, con tristezas incluidas, si, pero con una intensidad que solo los brevísimos momentos de plena felicidad me han mostrado. Fui feliz. Porque mis idealismos fueron traídos a la realidad. Porque, aunque fuera una construcción de mis aspiraciones, era palpable. Porque tuve, aunque por un momento de  falaz fortuna en la vida, la alegría de saber que hay gente como él. Y he allí la fuente de mis mayores tristezas: pensar que no es para mí, pero que todo lo que me gusta alguien más podrá tenerlo. 
En este vaivén de emociones me encuentro. Confundido por todo, y abrumado por la desesperanza. Porque esa búsqueda innecesaria de algo que no se que es, al final es una estratagema de la mente para envolver el corazón en banalidades de momento, que apaguen las emociones un rato, esas que cada día son mas imprecisas, esas que cada día son menos… ¿Son menos? Pero que se sienten más. 
Lo más sensato hubiese sido cortar toda comunicación de raíz, permitir que el tiempo sanara la mente, y que se apaciguara la locura. Pero su insistencia continua trabajando mi psiquis, quien sabe con qué intención, y a razón de que. Nunca le pedí que me mantuviera presente. Y me prepare por días para superar su ausencia como si fuera para siempre. Porque así conservaba yo la garantía de que no tenía que esperar nada. Ni siquiera su eventual regreso. Y siempre que estoy en ese punto de no retorno, vuelve a aparecer como atendiendo a un llamado no consciente, donde lo obligo a quedarse. Y me siento miserable de esperar por eso, porque es continuar una muerte anunciada. 
De todo esto puedo inferir que terminare un poco más trastornado. Que será un capitulo difícil de clausurar. Que cerrar esa puerta costará bastante más de lo que ha parecido. Y lo más doloroso es que cuando se cierre, jamás se volverá a abrir. Será un recuerdo más, una historia más, y finalmente dejará de ser. Cuando, como los hijos de Vulgaria, haya perdido toda esperanza de salvación. La suya. La mía. La de ambos…

https://www.youtube.com/watch?v=848Yif8C2GA https://www.youtube.com/watch?v=848Yif8C2GA

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá nunca hayas leído nada de lo que te he escrito...

En libertad

Invicto