Le soleil s'est noyé dans son sang qui se fige
Beauladaire. Porque de alguna manera tenía que arruinarlo. Y con ello solo quiero decir, hacerlo perfectamente deleitable, darle ese inexplicable toque de celestialidad, con el cual mágicamente vuelve oro todo lo que toca, pero que como Midas, me hace terminar hastiado de tanto brillo. Solo que, pudiera pensar esta vez que es más un alquimista, hábil en su arte, y lo que encuentro es una destreza inigualable para alear elementos, es vulgar Disulfuro de Hierro. Quien lea, entienda.
Cierto que, por un breve instante, mi deseo ferviente fue callar tus labios con beso profundo. Pero pudo mas mi entendimiento de las cosas, y mi lectura directa de señales y signos para reconocer que aun eso ha cesado. Porque me gusta llegar a comprender que nos vamos alejando, poco a poco, sin ninguna prisa. Hasta que estemos tan distantes el uno del otro que no podamos distinguir más que una figura en la niebla de los pensamientos. Y luego, ni eso. Luego viene el olvido. Donde todo se sublima. Donde los instintos son moralmente contenidos, porque todos los excesos, los deseos, aun la lascivia que me despertaras cesa de existir. No de golpe, sería inútil afirmarlo. Pero con mi humanidad dedicada a dicha conquista del yo. Para asegurarme que después de tanto lidiar con el fantasma de tu ausencia, hoy tu presencia es tanto o más engañosa que la gracia, y más vana que la hermosura.
Fuiste. Del pretérito perfecto simple. Y vaya que lo fuiste. Aun lo eres, para hablar honestamente. Solo que hoy ya no me quiero dar permiso. Ya hoy eres, pero solo junto a esos, los monstruos que se comieron mi corazón. Grande Beaudelaire!
Y aunque la tristeza es parca, y la memoria excelsa, creo que es eso lo que hoy debes ser. El buen recuerdo de lo que no fue. No por mis temores, que fueron muchos, ni por mis faltas que no son pocas. Tal vez porque en mi destino no está escrito lo que yo quiero leer.
Necesité tiempo, y lo tuve. Pero a pesar de esas breves ausencias, donde yo no cabía, siempre apareciste. Y aun en el hoy que me acongoja me pregunto los por qué.
Sin embargo, hoy creí levantarme con un sabor distinto. Y pensar que la dejadez de mi higiene antes del descanso dejo un sinsabor en mi boca. Y recurrí a lo que pude para cambiarlo, pero ya era imposible. Es ese sabor a mierda que queda cuando te decepciona la vida. Y lee bien, es la vida. Ni yo mismo, ni mucho menos te agobiaría con la carga de mis frustraciones, pero a la vida si que le podemos anotar todas las faltas para que la expíe infinitamente. Pero la hábil vida nunca pierde. Y la sangre que limpia es la misma del ofendido, la que quita la culpa, la que borra el agravio, no es la del verdugo. Y pueda esto solo significar, quizá, que yo mismo he actuado contra toda ley. Y la ley es justa y demanda que se satisfaga. Entonces yo, como cordero sin defecto, me otorgo en ofrenda para “estar a cuenta”.
Ya este viaje culminó. Y Llegué a convencerme de que es necesario partir, no figurativamente. Que ya no hay nada acá para mí. Que la vida se me hace vacía, inútil y carente de todo sentido. Que no quiero marchitarme más en emociones vanas, a menos que tenga plena certeza de que las heridas del tiempo me llevaran consigo.
Y así como ayer el mundo se coloreaba con ese pincel de la vana esperanza, con esa ilusión de lo que sabiendo que no existía, me otorgó licencia para pensar que era bonito verte otra vez, mi corazón ya sabía que la ilusión era breve, y que no debía consentirla sino por un instante. Por eso, aun irreal, era necesaria y suficiente.
Que la vida siga. Que sane tus heridas. Y que sane las mías. Asi sabremos que los amores son pasajeros, pero hay amigos para toda la eternidad.
Voici venir les temps où vibrant sur sa tige
Chaque fleur s'évapore ainsi qu'un encensoir ;
Les sons et les parfums tournent dans I'air du soir ;
Valse mélancolique et langoureux vertige !
Chaque fleur s'évapore ainsi qu'un encensoir ;
Le violon frémit comme un coeur qu'on afflige ;
Valse mélancolique et langoureux vertige !
Le ciel est triste et beau comme un grand reposoir.
Le violon frémit comme un coeur qu'on afflige,
Un coeur tendre, qui hait le néant vaste et noir !
Le ciel est triste et beau comme un grand reposoir ;
Le soleil s'est noyé dans son sang qui se fige.
Un coeur tendre, qui hait le néant vaste et noir,
Du passé lumineux recueille tout vestige !
Le soleil s'est noyé dans son sang qui se fige...
Ton souvenir en moi luit comme un ostensoir !
Cierto que, por un breve instante, mi deseo ferviente fue callar tus labios con beso profundo. Pero pudo mas mi entendimiento de las cosas, y mi lectura directa de señales y signos para reconocer que aun eso ha cesado. Porque me gusta llegar a comprender que nos vamos alejando, poco a poco, sin ninguna prisa. Hasta que estemos tan distantes el uno del otro que no podamos distinguir más que una figura en la niebla de los pensamientos. Y luego, ni eso. Luego viene el olvido. Donde todo se sublima. Donde los instintos son moralmente contenidos, porque todos los excesos, los deseos, aun la lascivia que me despertaras cesa de existir. No de golpe, sería inútil afirmarlo. Pero con mi humanidad dedicada a dicha conquista del yo. Para asegurarme que después de tanto lidiar con el fantasma de tu ausencia, hoy tu presencia es tanto o más engañosa que la gracia, y más vana que la hermosura.
Fuiste. Del pretérito perfecto simple. Y vaya que lo fuiste. Aun lo eres, para hablar honestamente. Solo que hoy ya no me quiero dar permiso. Ya hoy eres, pero solo junto a esos, los monstruos que se comieron mi corazón. Grande Beaudelaire!
Y aunque la tristeza es parca, y la memoria excelsa, creo que es eso lo que hoy debes ser. El buen recuerdo de lo que no fue. No por mis temores, que fueron muchos, ni por mis faltas que no son pocas. Tal vez porque en mi destino no está escrito lo que yo quiero leer.
Necesité tiempo, y lo tuve. Pero a pesar de esas breves ausencias, donde yo no cabía, siempre apareciste. Y aun en el hoy que me acongoja me pregunto los por qué.
Sin embargo, hoy creí levantarme con un sabor distinto. Y pensar que la dejadez de mi higiene antes del descanso dejo un sinsabor en mi boca. Y recurrí a lo que pude para cambiarlo, pero ya era imposible. Es ese sabor a mierda que queda cuando te decepciona la vida. Y lee bien, es la vida. Ni yo mismo, ni mucho menos te agobiaría con la carga de mis frustraciones, pero a la vida si que le podemos anotar todas las faltas para que la expíe infinitamente. Pero la hábil vida nunca pierde. Y la sangre que limpia es la misma del ofendido, la que quita la culpa, la que borra el agravio, no es la del verdugo. Y pueda esto solo significar, quizá, que yo mismo he actuado contra toda ley. Y la ley es justa y demanda que se satisfaga. Entonces yo, como cordero sin defecto, me otorgo en ofrenda para “estar a cuenta”.
Ya este viaje culminó. Y Llegué a convencerme de que es necesario partir, no figurativamente. Que ya no hay nada acá para mí. Que la vida se me hace vacía, inútil y carente de todo sentido. Que no quiero marchitarme más en emociones vanas, a menos que tenga plena certeza de que las heridas del tiempo me llevaran consigo.
Y así como ayer el mundo se coloreaba con ese pincel de la vana esperanza, con esa ilusión de lo que sabiendo que no existía, me otorgó licencia para pensar que era bonito verte otra vez, mi corazón ya sabía que la ilusión era breve, y que no debía consentirla sino por un instante. Por eso, aun irreal, era necesaria y suficiente.
Que la vida siga. Que sane tus heridas. Y que sane las mías. Asi sabremos que los amores son pasajeros, pero hay amigos para toda la eternidad.
Voici venir les temps où vibrant sur sa tige
Chaque fleur s'évapore ainsi qu'un encensoir ;
Les sons et les parfums tournent dans I'air du soir ;
Valse mélancolique et langoureux vertige !
Chaque fleur s'évapore ainsi qu'un encensoir ;
Le violon frémit comme un coeur qu'on afflige ;
Valse mélancolique et langoureux vertige !
Le ciel est triste et beau comme un grand reposoir.
Le violon frémit comme un coeur qu'on afflige,
Un coeur tendre, qui hait le néant vaste et noir !
Le ciel est triste et beau comme un grand reposoir ;
Le soleil s'est noyé dans son sang qui se fige.
Un coeur tendre, qui hait le néant vaste et noir,
Du passé lumineux recueille tout vestige !
Le soleil s'est noyé dans son sang qui se fige...
Ton souvenir en moi luit comme un ostensoir !
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