Sin medir distancias

"Dicen que cuando extrañas a alguien, ellos probablemente estén sintiendo lo mismo. Pero no creo que sea posible extrañarme de la misma forma en que te extraño yo.
- Edna St. Vincent Millay."
Has vuelto. Sigilosamente, como ladrón en la noche. Furtivo. Como si te escondieras en los recovecos de la mente para que no te encuentre y pueda deshacerme de ti.
Ya no hay mucho a que aferrarse. Volverás a los de siempre, a los que la vida se encargó de arrebatarte sin consulta. A quienes sí has extrañado largo tiempo.
Vuelves. Pero ir de vuelta no implica anular el avance del camino. Es recompensarlo. Y mientras revives tantos rostros, tantas historias, tantos recuerdos, yo me voy diluyendo en el tiempo. Es normal.
A veces deseo que la vida fuera más como las películas. Tropezar con alguien por la calle, y que de una situación inverosímil surja toda una trama interesantísima donde dos personajes encuentran comunión perfecta. Pero que mas de película que contactar a alguien, y terminar en unos besos, vacíos y lujuriosos. Otras historias terminan en sexo. Las mías serán siempre más conservadoras. Al menos las mas recientes.
"No puedo seguir buscando tu aroma en el viento. No puedo mentir y ocultar lo que siento. Intento vivir sufriendo bajo este silencio, y de nuevo por ti me hundo en un infierno. No era prisionero de tus labios, y ahora que están lejos, yo te deseo como el aire... Puedes olvidar mi nombre, puedes olvidar mis versos, pero en el aire permanecen mi voz y mi recuerdo".
Queda algo de tiempo. Suficiente para que terminemos esta falsa espera que nadie me ha otorgado como propia. Y es imposible predecir lo que suceda desde hoy en adelante.
Solo me queda el recuerdo. Creo que te extrañaría incluso si no te hubiera conocido. Pero ha llegado la hora de dejar ir lo que no es propio, y tu, mío, nunca has sido.
Te libero para que entre lo que te es conocido puedas redescubrir la vida, esa que a veces parece pesada, incluso para ti. Para que celebres tu cumpleaños con quienes te conocen. Para que revivas viejas alegrías y viejos amores incluso. Y si después de todo, queda espacio, entonces dedica unos minutos a pensar en mí. No como una obligación, ni como premio de consolación, sino como un genuino gesto de afecto, si soy digno de ello.
Y si te das cuenta que la vida sigue, deja entonces que los muertos entierren a sus muertos...


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