Je ne besoin pas de vous
Una nueva semana y un mismo cansancio. Porque la nada también agota. O simplemente es fatiga de una rutina que no deja ganancia.
Y luego están mis pensamientos. Esos que cazan mi cordura como presa inocente, que de vez en cuando logra escabullirse, pero que en ocasiones termina atrapada y devorada por los recuerdos.
El interminable devenir de mis días. Los mismos errores, las mismas ausencias, los mismos miedos. La desconfianza de todo y de todos. El análisis frío de acciones y actitudes. Las resoluciones inconclusas, y la falta de coraje para asumir la realidad de los hechos. Y sobre todo, la soledad.
Imagino el día de fin de año y ensayo mi fortaleza para que los sentimientos no se me agolpen de pronto al recibir los fantasmas de estos meses, cuando visiten mi memoria. 2015 ha sido duro. En todos los ámbitos de la vida, y particularmente, en el sentimental.
Cuanta falta me hacen mis fantasmas. Cuanta felicidad me dieron. Cuanta alegría y paz del alma. Cuanta satisfacción. Hoy son todos memorias. Mañana serán historia contemporánea. Luego serán un pasado perfecto.
Quiero tanta irrealidad, que la realidad que vivo me llena de melancolía.
Al fin de otro año, mirar atrás es darse cuenta que el progreso es poco, las heridas muchas, la experiencia mayor y las tristezas infinitas.
¡Cuanto he perdido! Ya es hora que empiece a ganar. Ya no quiero contar cadáveres en la morgue de mi corazón, quiero celebrar la vida con seres reales, auténticos y verídicos.
A los que se hicieron ausentes: aún los amo, debo admitirlo. No con la fuerza del ayer, sino en la convicción de lo que fueron.
Y, sin embargo, hoy me eximo de la responsabilidad de tenerlos.
Parce que je ne besoin pas de vous.
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