32 semanas después

Veo fotos viejas. Veo tus fotos. Veo aquella foto de ese día de playa en el que sorpresivamente me hallaba absorto en pensamientos vagos, que repasaban tu rostro y nuestras conversaciones sencillas, en plan de conocer que pensaba cada quien, de rutinas y costumbres, de gustos y preferencias. De tanta inocencia si se quiere.

Y esa foto playera me dio el empuje para escribir una vez más sobre ti. Fechada hace 32 semanas, me di cuenta que todavía después de tanto tiempo y tanto que ha pasado, pienso en ti. Ya no como aquel día, no con la duda de si volveríamos a vernos, hoy con la convicción de no vernos nunca más.

También vi tus otras fotos. Esas que me niego a borrar porque son inmaculado recuerdo de esa tarde de junio en que no hubo más que historias, caminatas largas y mucho de ti.

Pasarán los días, los meses y los años. Y aún intacto en mi mente y en mi corazón me reprocharás mi mal proceder y me servirás de remembranza de aquello que fue para mi el tiempo más hermoso de mi vida.

No te pude conservar como quería. Y hubiera sido un tanto más doloroso verte "echar raíces" como anhelabas, junto a alguien más. Pero habría sido dulcemente placentero saberte aún cercano.

Hoy, después de tantos traspiés, aún te extraño. O me extraño a mi siendo sublimemente feliz a tu lado.

Creo que me enamoré de ti. Si no no pensaría en ti con tanta insistencia y con tanta fuerza. No habrían esas ocasionales lágrimas de pensar en el pasado. No habría ese constante recuerdo. Ni habría esa insaciable necesidad de perdón.

¿Se ama una vez o se ama muchas veces? No lo sé. Quisiera poder olvidarme de ti. Enterrarte para siempre así como yo lo estoy para ti, y continuar mi vida, no tan alegóricamente como marcha estos días.

He vuelto a ser el escapista. El que busca ocuparse, esconderse de si mismo con rutinas de 12 horas. Es la única manera de olvidarme de lo que siento. Y heme aquí, evocando tu memoria pasada la madrugada.

De mis idealismos he sido víctima. De mis trastornos, igualmente. Y así, resignado a este quererte sempiterno, me voy olvidando de mi mismo hasta que este tonto corazón sane sus profundas heridas.

Si algún día leyeras mis palabras, ojalá no pensaras que soy un idiota por lo que siento. Sino que comprendieras que alguien te quiere de manera extraordinaria, y que a pesar de tu consejo, no ha podido "vivir su vida sin ti".

Bendigo tus días para que sean de gozo. Para que encuentres lo que buscas. Para que sonrías con sinceridad. Para que disfrutes de la vida. Para que seas feliz.

Yo iré errante. Recordando cada instante de plenitud, y reviviendo una y otra vez 60 días de ti.

Tu amigo, por siempre.

Juan.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá nunca hayas leído nada de lo que te he escrito...

En libertad

Invicto