Pour la prèmiere fois

Hay muchas primeras veces, o tal vez no tantas. Quién sabe. Pero cierto personaje me hizo reflexionar sobre la primera vez que te vi. Jeans, tennis negros, franela blanca un poco ceñida. Tus ojos grandes brillaban. Tu voz dulce era amigable. El rendezvous misterioso. La noche cómplice de mis locuras. Mis eternas añoranzas.  Mi viaje a la playa pensando en ti. Mis ganas de volver a verte. Mis ilusiones. Y aquella historia de mis mejores días que comenzaba a ser extraña coincidencia de la vida que por primera vez me sonreía. He ahí otra primera vez.

La primera vez que escuchaba Francis Cabrel, o Nina Simone. La primera vez que quise quedarme. La primera vez que quise volver a ver a alguien.

La primera vez que nos vimos luego del trabajo. La primera vez que compartimos un soirée en tu depa. La primera vez que caminaba tarde por el centro de la plaza, sonriendo al recordarte.

La primera vez del mouse de magret. Con cornichons. ¿Serían los de Mr. Binot? La primera vez del foi gras. La primera vez del ruibarbo. La primera vez de Amelie Poulain.

La primera vez del deporte. La primera limonada. La primera tarde de domingo donde hacias tu laundry. La primera vez que te acompañé a corregir tus exámenes. La primera vez que salimos a tomar algo, porque no te dejaron entrar en el bar de la gente chic.

La primera vez que me hablaste de tu pasado. La primera vez que me hablaste de Tanita Tikaram, la primera vez de ensamble, la primera vez que no había ánimo de nada, solo ver películas y hacernos compañía. No sé si yo te la hacía a ti. La soledad de mi vida huía despavorida al escuchar tu nombre.

Hay muchas primeras veces. Estar contigo era renovarlas siempre. Innovar. Crear nuevas experiencias. Vivir.

Ya hoy en el recuerdo solo queda la última vez.

Il était une fois, la première fois.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá nunca hayas leído nada de lo que te he escrito...

En libertad

Invicto