Mistery man
Hacía mucho tiempo desde las últimas vacaciones. Seguro que si tuviera los medios, lo haría con mayor frecuencia, así fuera solamente para descansar de la rutina. El viaje fue largo. Los días cortos. Las risas abundantes. Los ratos amargos parecieron endulzarse brevemente. Pero home sweet home is anything but sweet. Llegar a casa es revivir todo lo que está muerto. Parece que estas paredes están impregnadas de una tristeza tan espesa que ninguna alegría puede colarla.
Lo cierto es que hay nuevas personas que han entrado en mi intimidad. Que conocen quien soy mas allá de lo perceptible. O al menos parte de ello.
A veces me suena repetido eso de "ser un misterio". Es como si el mundo que me rodea intentase encontrar algo más de lo que observa, sintiendo o sabiendo que hay más escondido que a la vista. Esas fueron sus palabras exactas: Eres un misterio. Uno nunca sabe que estas pensando.
No sé que motiva ese halo de misterio. No se tampoco por qué es tan evidente que no todo lo que sucede en mi mundo interior es parte de lo externo. Sería menos interesante si lo conociesen. Y yo, totalmente vulnerable ante el mundo de la realidad. He allí la clave de mi escasa cordura. Mantener mis secretos. Aunque me desgaste en dicha tarea. Soy más amigable en esta versión comercial.
Ese yo desconocido sigue lleno de añoranzas. Sigue esperando que la vida cambie. Sigue apaciguando el dolor de sus heridas. Como un león que las lame para que sanen. Pero a cada esfuerzo por supervivencia ellas se abren y vuelven a sangrar.
Ya no me eximo de culpas, ni hago responsable a otros. Son mi recuerdo externo de luchas internas. Batallas perdidas, pero al menos peleadas. Algunas no tan honorablemente, pero siempre con valentía.
Tal vez la mar sirva para que la sal cierre las venas abiertas, y el sol que ha tostado mi piel la renueve para comenzar de cero.
El horóscopo me sigue aconsejando cerrar ciclos del pasado. Y yo, empeñado en dar vuelta a la ruleta y revivir recuerdos.
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