Serendipias y otros imposibles.

Hoy, legalmente, son 365 días con sus noches. El tiempo que conmemora esta fecha tiene demasiada magia como para olvidarlo tan de prisa. De igual forma, jamás he pretendido olvidar. Más bien, eliminar la frecuencia con que los recuerdos inundan la mente, y tratan de evocar sentimientos ya muertos. Aunque hoy me demuestre que siguen vivos.

Será tal vez aquello de la ley de la atracción, el secreto. No hallo explicación coherente, pero no le atribuyo nada al destino. Simplemente porque me demostré hace ya tiempo que tal percepción es subjetividad pura. Que no existe nada escrito previamente. Que las cosas no siguen ningún curso predicho. Que es solo una coincidencia de las más hermosas, aunque conlleve toda aquella tristeza y todo los recuerdos juntos.

Verte hoy fue celebrar un aniversario de ese nasciturus. Un momento entre nostálgico, alegre y cruel. Todo a la vez.

¿Por qué volteé? ¿por qué fuiste tu quien estaba detrás de mí? ¿por qué hoy?

Me siento agradecido con la vida por diferentes razones. Principalmente por demostrarme en ese instante que me he perdonado por lo que hice. Porque a pesar de esa vaguada de adrenalina, no sentí vergüenza de mirarte a los ojos. Y aún tuve el coraje de sonreírte con la frase más simple de la vida: ¿cómo estás? Debo decir que nunca hice esa pregunta con mayor sinceridad. Que mi sonrisa fue sincera alegría de verte. Y que sostener tu mirada y ver ese esbozo de sonrisa, aunque no haya sido sino mera respuesta cordial a la incomodidad que pudo haber surgido, fue suficiente para que mi corazón cansado palpitara con fuerza, mis piernas perdieran su fuerza, mi mente se nublara y mi lista de compras se redujese a lo que hube comprado, porque ya divagaba demasiado para intentar concentrarme en algo que no fueras tu.

Desde entonces repito el episodio como un instant replay. Para acordarme de como tu mirada es como un faro en mi oscuridad. Y tu voz, ya despojada de toda decepción tal vez, volvía a sonar dulce y apacible.

Ya hoy puedo aceptar mi derrota ante la vida. Saber que no seremos más que dos desconocidos. Pero como dice el poeta, con tantos recuerdos en común...

Te abrazo en la distancia de mis pensamientos, y anhelo con demasiada fuerza que volvieran esos días. Pero sé que estos giros de la vida son los apropiados para la historia que al final debo contar.

Gracias por haber sido parte de mi hoy. No fue en vano la espera, ni dedicarte tiempo, ni tanto sentimiento. Hoy fuiste la mejor de mis serendipias.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá nunca hayas leído nada de lo que te he escrito...

En libertad

Invicto