Locked in a cage.

"Nos pasaba a todos los locos, era nuestra mayor esperanza y nuestro mayor sueño: queríamos ser algo. Lo que nos afligía era lo difícil que resultaba lograr ese objetivo, así que lo sustituíamos por delirios. Había multitudes de compulsiones y obsesiones, delirios y desesperaciones... Era un sitio de un dolor indescriptible. Eso es lo que la gente que nunca ha estado loca no puede entender. Lo mucho que hiere cada delirio. Lo lejos que parece la realidad del alcance de uno. Es un mundo de desesperación y frustración."

El fragmento que cito lo extraigo de mi más reciente pasatiempo. Algo que había abandonado hace rato por no encontrar en ello verdadero sosiego. Hace un par de semanas una de mis estudiantes me prestó un libro para leer. Quizá por escucharme decir tantas estupideces, o quien sabe realmente la razón. Pero me ha servido para recordar mi subyacente estado de salud mental, y, por qué no, volver a reconciliarme con aquella idea de que estoy completamente loco.

Quizá no sea una locura peligrosa -aún- para el resto de las personas. Y todavía incluso puedo aparentar cierta coherencia entre aquellos que se autodenominan normales. Pero a fin de cuentas yo lo sé. Y mis voces también lo saben.

Esta conclusión no es algo novedoso. Pero si es un argumento que ha ido cobrando fuerzas con el pasar de los días. Es un sentimiento de incomprensión, una atemporalidad, un no ser de este aquí y ahora. Uno de esos delirios.

Estoy seguro que de entre mis detractores, más de uno afirmaría que tengo razón. Y, para ser honestos, yo mismo he traído sobre mí dichos juicios. Poco importa ahora. Ellos no tienen que convencerme de algo que yo plenamente testifico por libre voluntad y elección.
Todo el mundo está en una especie de cárcel. La mía es mas restrictiva que la suya. Y no se puede cruzar ninguna puerta con llave.


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