Season finale

Y, de repente, todo dejó de ser.  Sin previo aviso, sin anunciarse, sin darnos tiempo a recobrar el aliento. Sin dejarnos imaginar como sería la vida cuando faltase aquello de lo que nos quejábamos con insistencia.

Fué casi ilusorio. Era ver pasar frente a los ojos una historia que se contó con risas, con alegría y con mucha vivencia.  Crecer y aprender, evolución constante.

Mirar el pasado y sentirse satisfecho. De quien estuvo, y de quien ya no está. De lo que una vez fuimos y ya no somos. Pero sobre todo,  de saber que el tiempo fue generoso,  y la vida complaciente.

La rutina aburre siempre, pero se hace necesaria. Y hoy,  en la hora de las postrimerías, sé que serán añoranzas.

Llegué lleno de juventud. Parto lleno de experiencia. Menos maleable, más resabiado, más confiado y menos temeroso. Más a gusto con quien soy que con quien era. Pero siempre lleno de nostalgia. Hubo amigos y enemigos. Hubo amores y desamores. Hubo risas y conflictos.  Hubo abundancia y escacez. Hubo vida, y de la buena.

Que bueno sentirse satisfecho. Gozoso. Pleno. Reconocido en la virtud,  y consciente de las flaquezas. Pero por sobre todo,  animado por la honra de lo bien hecho. No del elogio vacío o de la lisonja barata. Sino de la consistencia de que la excelencia es una máxima entre esos a quienes hoy tengo en consideración por su ética y enseñanza.

Hay que cerrar ciclos. Porque lo que hoy fenece,  da paso a lo que viene.  Y el futuro solo puede ser grandioso.

Gracias, gracias, gracias. La vida ha sido buena conmigo. Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

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