Si pudiera darte una cosa en la vida

Hay días que traen sorpresas, aún dentro de la rutina. Verte fue una de ellas. Aún con todo lo que conversamos era un pedacito de felicidad de esos que dejan un dulzor de rato, que uno saborea complacido.

Debo admitir, a mi pesar, que aunque discrepamos en tanto, jamás creí ser tan afín a alguien con intereses tan distintos. Y es que, a fin de cuentas, la monotonía de mi personalidad haría de ésta una historia tan fatídicamente aburrida si ambos viéramos el mundo de la misma manera.

Y es que verte un par de horas es darte una paleta de colores para que hagas lo que más sabes. Y con ella vas coloreando ese mundo gris en que tristemente me acostumbré a vivir.

Quizá yo corro, y tú caminas a tu paso lento para no cansarte. Qué importa. Siempre que cada paso sea en la misma dirección, eventualmente llegaremos al mismo destino. Mi impaciencia es agravante de todos mis delitos, pero no siento más que ansiedades porque contigo voy viviendo y explorando esa quimera que llaman felicidad.

Tal vez sea cursi, meloso y repetitivo. Pero tienes ese poder de reacomodar mis piezas para que funcionen, de armar un mundo que anhelo y que no llego a creer que existe porque realiza mis idealismos de una manera un tanto novelesca. Pero así eres. Y así soy yo.

Ya no me discuto que siento. Me doy permiso para vivir un idilio bonito, con inocencia juvenil, y a su vez, recrear fantasías más acordes a mi edad, donde recorro tus rincones más íntimos y saboreo tu piel como manjar prohibido. Pero gustoso de tener en mi boca ese sabor a tí.

Así, eres la candidez del romance y la sordidez de la lujuria, en una combinación suficiente para ponerme a pensar en ti y despertar instintos natos, que solo se calman al estar a tu lado.

Despertar contigo es mi placer culposo. Pero dormir junto a ti es analgésico para mis temores, y descanso seguro para mi mente que divaga buscando dónde yacer sin cuestionamientos ni dudas.

Te elijo a ti por ser tú. Y porque gústenos o no, quizá en alguna crónica estábamos destinados a cruzarnos, y perdernos brevemente para reencontrarnos con seguridad.

Puede que yo no sea todo lo que buscas. Qué más da. Si me has dado lugar, eso es ya suficiente privilegio.

Cuando me preguntas que espero de ti, solo deseo que te sientas siempre grande, respetado y libre. Y que me permitas estar a tu lado mientras cultivamos esto que va madurando, hasta que dé fruto.

Eres. Del presente indicativo.

Perdona mi insistencia. Perdona mis arrebatos. Perdona mis miedos y mis angustias. Pero eres gema de valor altísimo para mi vida. Y debo cuidarte como tal.

Te quiero en la misma medida que te deseo. Y mientras dure, agradeceré cada momento de tu existencia como un regalo de la vida para mí.

"Andan en yermos, errantes. Tristes, cansados, sin él. Apacienta mis corderos. Pastorea mis ovejas. Apacienta mis ovejas".

 Si yo pudiera darte una cosa en la vida, me gustaría darte la capacidad de verte a ti mismo a través de mis ojos. Sólo entonces te darás cuenta de lo especial que eres para mí. 


Frida Kahlo

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá nunca hayas leído nada de lo que te he escrito...

En libertad

Invicto