If you had met me in 1864

Insomnio. Nicotina. Pensamientos y recuerdos. Parece una noche cualquiera, de las de siempre. Y es que poco a poco nos volvemos los mismos.

No hay que mirar atrás, o menguarían las ganas de seguir adelante. Y el futuro es promisorio en la medida que se entienda desde un hoy menos complejo.

Hay personas maravillosas a mi alrededor. La mayoría piensa que les enseño, pero es a la inversa. Me nutren sus ánimos, aunque brevemente. Y son la única ancla en mares revueltos. Y vaya que lo han sido las últimas horas. Y voy recordando por qué busqué refugio en ellos, y aún sirven para olvidar la dantesca realidad, mientras no dormimos.

Habrá que inventarse una de Bourne Identity y comenzar de cero. Pero hacer reset completo, porque de nada vale un cúmulo de memorias ocupando espacio.

No es teoría del color, como le llamas. Es cuestión de contraste y combinación. Siempre lo hemos sabido. Pero se va agotando la resiliencia, de los otros siempre. La mía es más longanimidad, he de suponer. Pero basta de falacias, enfoquemos energías en recobrar el tiempo.

La verdad me siento extraño. Como si hubiese despertado de pronto de un sueño profundo y voy cayendo en cuenta que me hallo en el mundo real. Aquí no funcionan los mismos arquetipos. Y todas las proyecciones que se hicieron no se transponen a este plano. Westworld en Caracas, o algo por el estilo.

Famoso gurú del crecimiento personal hablaba de aceptación como fase final de todo proceso de duelo. Consiste en identificar la raíz de aquello que causa desajustes, bien sea una adicción, un comportamiento o un suceso. Siempre me he resistido a ello, hasta que todo cede. Hasta que se agotan las ganas de insistir.

Creo que es hora que nos veamos ojo a ojo. Que dejes de tener un tono personalizado en mis mensajes, o dejes de ser mi prólogo y epílogo para cada día. Que aborte esta maldita manía de verte diferente. Que deje de mirar tus fotos como colegiala enamorada. Secretamente el ser humano busca sufrimiento para poder percibir y distinguir la felicidad. Si fuera un coñoemadre sería el candidato perfecto. Pero soy el guevon de antes. O el de siempre, solo más viejo.

Endurecer el carácter, transformar emoción en razón, ser antítesis de todo lo que ofrezco. Al final a uno lo quiere su mamá y porque no hay opción.

¿Quién soy yo? ¿quién eres tú? ¿quiénes somos en conjunto?

Cuando sientes que debes partir, reculas. Me pregunto si es convicción​ o conmisceración. Pero te quedas. Y yo quiero que te quedes.

Hoy soy menos como aspiro, y más como una vez fui. Al final creo que simplemente soy. Luces y sombras. Cualidades y defectos. Si usted no se basa en autojuicios, no señale la paja en el ojo ajeno. Tolere, comprenda y ame. Aunque su ser esté marchito.

Un drama más y este bote perece. Debería ser más como el hombre aquél que una vez pretendí ser. Las vicisitudes de la vida resbalaban de esa coraza impermeable, y conversaciones como esas no existirían. Ud ha llegado un tanto retardado. Conoció al que come conejos y no al ripper. Y Lexi esta muy lejos...

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