1800 mg de litio
4:30 am. Una mañana que pinta larga. Un jueves que no termina. Un viernes cuya única expectativa es ver a la persona que te colorea los días, y que te enciende el morbo para pajearte dos, tres, quien sabe cuántas veces... Al menos en eso se han convertido mis días de ocio. En largas horas de nada. Y sin embargo, ese esperar no tiene garantías. Nunca sé con certeza si hará espacio para mí. Sin reproches. Ya es costumbre esto de no vernos nunca. Que me hace falta, si. Pero decirlo es redundante, y aburrido y pernicioso para su autónomo proceder, jamás sujeto a la necesidad de un rato juntos, como si fuese lo mismo estar o no estar, sin alteración de su mundo en forma alguna. Y que aburrido vivir en esta angustia de la ausencia hecha norma. Se me evaporó la esperanza. Aún quedan días baldíos. La llamada que nunca llegó. Los proyectos que nos guardamos otra vez en el bolsillo. Y la frustración....