Entradas

Mostrando entradas de julio, 2017

Reminiscencias

Puede que no haya paseo más dulce que ese. Quien lo vive día a día me llamará loco. Pero hay tantas cosas que lo hacen particular para mí que lo matizan de colores que ni Pantone ha registrado. Sí, eso lo aprendí de mis viajes también. Hoy rememoraba aquellas experiencias de mi niñez cuando ese mismo viaje era por carretera, pero iba impregnado de una emoción similar. No por la misma causa, pero igualmente grata. Viajar a Cúa era comer melcochas, o heladitos. Dormir en ese cuarto de ventanas altas que daban a la calle. Despertarse con el olor a arepa recién horneada, caraotas y carne mechada que Nanita cocinaba para el batallón, y de quien no recuerdo sino sus cabellos blancos trenzados, porque siempre estaba frente al fogón. Ver a Bonifacio alimentar las gallinas en el patio trasero, y secretamente enamorarse de sus ojos azules y su fina estampa de aristócrata europeo. Que Vestalia se sentara en el saguán...

108 cuentas para la iluminación

Hace 14 años el día de hoy. Era un julio lluvioso. Extraño. Yo lleno de expectativas y a la vez de todos los temores que la mente humana alberga. Comenzaba a crecer. Me enfrentaba a la adultez y solo me tenía a mí mismo para sortear desafíos. Era dolorosamente satisfactorio volar con alas propias. Ver el mundo con mi cristal. Eliminar dependencias. Reconocerme como individuo. Fue una lucha cruenta y sanguinaria. Hay vestigios de ella aún en el hoy. Pero la armadura calza mejor. Elena pronunciaba entonces palabras que más adelante he comprendido con absoluta empatía. Hoy trae nuevas enseñanzas. La observo. Busca su paz. E indago con la curiosidad de un niño. Veo las cuentas en su mano izquierda, cuidadosamente avanzadas por su dedo pulgar y anular, el dedo del corazón. Me habla de mantras y respiración. De energía. De sanación. Y de que con ello encuentra su propia capacidad de centrar su conciencia en la lo qu...