No es más que un hasta luego

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Para aquellos que partieron...

Descubrí entre viejos correos esta epístola cargada de emotividad. Y decidí publicarla para compartir con mis amigos invisibles el dolor de un adiós ya prescrito. Va dirigido hoy a todos los que en este camino han escogido rumbos nuevos, y en especial a ti, que fuiste tantas cosas, pero sobre todo, fuiste ausencia, hasta que también dejaste de doler.
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Ha llegado el tiempo de la verdadera despedida. Momentánea o no, la vida lo juzgará pertinente.

Tanto que decir... Tan pocas las palabras, tanta la emoción. El nuestro ha sido un viaje particular. No determino con precisión el momento en que nuestra singular amistad surgió. Y aunque la distancia siempre, siempre enfría los corazones, debemos agradecer que aún de vez en cuando nos hayamos  reencontrado un par de veces para recordar. Y recordar siempre dejó esas ganas, esa espera de que recobraras tu lugar con el mismo entusiasmo. Pero las circunstancias habían cambiado, y cada cual debía emprender nuevos viajes, y conocer nuevos viajeros. Hoy el tuyo es menos alegórico, pero no menos significativo, ni menos lleno de emotividad que el anterior.
Alcanzamos una simbiosis casi perfecta. Mas allá de lo que la gente ordinaria llama con desdén "amistad". Al menos yo así lo sentí. Y nuestros días se convirtieron en una extraña dependencia, vuelvo y repito, quizá hable de mi propia experiencia, en la cual me era imposible pensarme sin ti. Era reír con el ímpetu de nuestros espíritus, los mismos que callaban inconmensurables tristezas. Era llorar por tristezas incomprensibles. Y era un hacernos compañia silente, y aún estar comunicados. Así éramos. Así me sentí yo. Y hablando de llorar, era una empresa ambiciosa para alguien que había reprimido toda emoción. Fue recurrir a Hachiko, a la hermanita con cáncer, al mejicano padre de la gringa, y terminar luego aburridos del drama por los cuentos del Sr. Francés.
Fue introducirme a la magia de Frozen, y hacerme prosélito fiel. Escuchar y reescuchar las canciones, y aún cantarlas en nuestro tiempo libre.
Fue compartir mi mayor secreto: ser die hard fan de TVD. Y alimentarnos mutuamente aquella esperanza de convertirnos en vampiros. Y apagar el motherfucking switch. O compeler.
Fue conocer mis secretos y urgar para encontrar los que no conocías.
Y fue también vernos a través de nuestras obras favoritas. Aquellas que nos proyectan a universos distintos, y que, incomprensible como es para el resto, nos permiten recrearnos como un personaje más, y en algunos casos, como los mismísimos protagonistas.

Fue crecer. Enriquecernos. "Domesticarnos"...



No sé si vuelva a encontrar una persona con quien tenga tantas cosas en común. Ni sé si volvamos a vernos y tendremos algo de eso que nos mimetizaba. Mucho menos sé si tu me consideras en alguna manera del mismo modo que yo a ti, pero no te impongo la necesidad de hacerlo. Solo espero que ya viejos y cansados, resignados a que la vida siguió, podamos esperarnos el uno al otro como el aviador a su principito. Asegúrate de no crecer. De no olvidarte. "Es muy triste olvidar a un amigo". Sigo despidiéndome de quienes amo. En algunas despedidas tengo competencia. En otras no tanto. Pero en cada una se va un pedacito de lo que soy. Incomprensible y complicado como me conozco, como me conoces. Hasta que pueda yo despedirme también de todo presente, de todo pasado, y que solo haya futuro.

¿Recuerdas soñar con reinventarse? Tienes una cartuchera llena de colores para comenzar a dibujar sobre lienzos nuevos una historia diferente. Sin mirar atrás. Deja que Sodoma arda. Y que en ella se consuma lo que eras. Lo bueno. Lo malo. Lo santo y lo profano. Crea. Vive. Siente. Sin ataduras de un pasado que no vuelve, sin apegos a un presente que se desgasta (incuyéndonos a TODOS los que aqui quedamos) y sin expectativas de un Futuro que aún no existe, sino que espera que lo forjes con cincel y martillo, a tu medida.

Hemos sido creados como agentes. Libres para actuar. Ejerce tu albedrío como el don que representa. No hay juicios éticos ni morales cuando se procede en búsqueda de la felicidad. Descubre qué es la felicidad. Y luego me cuentas.

No es el fin del camino. Es más bien el comienzo.

Yo voy borrando imágenes como Tyra, cada vez que alguien parte de mi vida. Es mi manera de crear mecanismos de autopreservación. Pero sabiendo lo que sabes, debes tener presente que no importa el tiempo, ni mis inviernos... "Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes (...) y saber que en el tuyo hay un lugar para mí. Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar."

Juan no olvida. Solo pone en suspenso los recuerdos para que revoloteen hasta que cansados busquen reposo. Puedes despreocuparte.

Te deseo éxito para que desde el otro lado del mundo comiences esa vida que pospusiste acá. O bien, que la intensifiques si es satisfactorio lo vivido.

Always and forever.

Juan.

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