La vie est ailleurs

La eterna tertulia con el género humano es un ejercicio cada vez más displicente y agotador. Parece una sátira de alguna vida previa en la cual las personas en verdad tenían algo significativo que decir al comunicarse. Hoy, cada vez resulto más convencido de lo contrario. Desgasta ese constante hurgar en las profundidades de la psiquis, cuando en realidad "chapoteas" en un charco tan llano que ni a un niño le interesaría saltar en él por diversión. Terrible destino el de la humanidad. He evitado las conversaciones banales, pero me persiguen sus voceros como si un estigma grabado sobre mi frente, me destinara a  rodearme de personas cuya frivolidad, trivialidad y ligereza de intelecto me hiciera purgar alguna culpa no expiada en el más aterrador de los ciclos kármicos posibles. Solamente de quien siempre hemos hecho mención más particular se eximiría de esta descripción. Todo lo demás no es sino un cúmulo de desechos de una humanidad en decadencia. Tarde para ejercer juicios morales. Pero a fin de cuentas, aquellos no son sino productos de la cultura popular; lo que han aprendido empíricamente, y repiten como oráculos de redes sociales, desde cuya obscuridad se sienten poderosos, asintiendo para sí mismos gran conocimiento de la vida y sus misterios, cuando no son sino mashups novedosos de los anteriores, que responden idólatramente a la extinción de la comunicación de masas.

No sé como llegué a esto. Quizá he ponderado demasiado las mismas ideas repetidas veces, y tristemente, debo admitir, albergado las mismas decepciones. Hoy el mundo puede empezar a ser distinto...

"Había algo en el aire claro y oloroso aquella mañana que pareció devolverle toda su alegría y su ardor por la vida. Pero no eran simplemente las condiciones físicas del ambiente las que habían efectuado el cambio. Su propia naturaleza se había rebelado contra el exceso de angustia que había intentado destruir la perfección de su calma. Siempre ocurre así con los temperamentos sutiles y finamente formados. Sus fuertes pasiones deben destrozarlos o rendirse. O matan al hombre o mueren ellas mismas. Los los dolores superficiales y los amores superficiales sobreviven. Los amores y dolores grandes son destruídos por su propia plenitud."

En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero, y sin embargo, el mundo siempre cambia.

"-Mi bella princesa, vuestro divertido enanillo no volverá a bailar nunca. Es una lástima porque era tan feo que hubiera hecho sonreír al rey.
-Pero, ¿Por qué no bailará nunca?- Preguntó la Infanta riendo.
-Porque su corazón se ha roto- contestó el chambelán.
Y la Infanta frunció el ceño y sus bellos labios de rosa se curvaron en una mueca de desdén.
-Para el futuro, aquellos que vengan a jugar conmigo, que no tengan corazón-exclamó; y se marchó corriendo al jardín."






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