Osculum proditione mortiferum est

Una tarde surgió en su alma el deseo de esculpir la imagen del placer que dura un instante. Y se marchó por el mundo a buscar bronce. Porque él solo podía trabajar en bronce. Pero todo el bronce del mundo había desaparecido y en ninguna parte se podía encontrar, excepto el bronce de la imagen del dolor que dura eternamente. 
Y él mismo, con sus propias manos, había esculpido esa estatua y la había puesto sobre la tumba de la única criatura que había amado en su vida. En la tumba de quien más había amado colocó esta estatua, que era obra suya, para que fuese la señal del amor del hombre, que no muere nunca, y el símbolo del dolor del hombre, que dura eternamente. 
Y en todo el mundo no había bronce, salvo el de esa estatua.
Y el cogió la estatua que había esculpido y la introdujo en un gran horno, entregándola al fuego.
Y con el bronce de la estatua del dolor que dura para eternamente esculpió la estatua del placer que dura un instante.


El artista
Poemas en prosa - Oscar Wilde.



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