En libertad
El silencio de la noche solo hace que los murmullos en mi mente resuenen hasta ensordecerme. Quisiera gritar a todo pulmón que me haces una falta inmensa. Que la rabia que siento esconde mi necesidad de ti más que la ofensa misma que me agravia.
No he sabido entender esto que tenemos. No he sabido leer tus códigos secretos para descifrar los mensajes ocultos. Tu vida es un criptograma. Y yo intento por diversos medios encontrar indicios y resolver el acertijo. Pero no logro tener éxito.
Me he acostumbrado a ti. A tu vida falsa. A tu mentira perpetua. A tu incesante doble juego. Y siendo un masoquista, siento que te necesito.
Siento un vacío inmenso sin ti. Siento que mi vida se marchita son tu sustento. Siento temor del mañana si tú no estás.
No quiero pensar que no estés, pero no estás. No quiero acostumbrarme a qué me faltes, y hoy solo eres ausencia.
Siento ganas de gritar que vuelvas. Pero decirlo es hacerme vulnerable y concederte todo poder sobre mi. Si fueras medianamente atenta, sabrías que con un simple chasquido de tus dedos haría tu voluntad como siervo sumiso.
Siento que pasé tanto tiempo esperándote sin saber que te buscaba, que tenerte, aún brevemente como ha sido me ha pintado la vida de colores. Y ahora tú decides irte. Y yo no pienso retenerte un segundo.
Aunque me contradiga. Aunque te ame con locura. Hoy abro la puerta de tu jaula, y te dejo en libertad.
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