"No dudes, cree solamente"

Existen momentos diversos para que una persona se replantee por completo todo lo que cree. Comúnmente se llaman "crisis existenciales" o algo así. No son necesariamente procesos evolutivos, aunque realmente no lo sé. Tampoco considero tener alguna autoridad en la materia. Sin embargo, creo que en más de una oportunidad he sido purificado por el fuego de la aflicción que ello plantea. Añadámosle a esto que quizá con relativa asiduidad he encontrado un maravilloso disfrute de obras de autores identificados con el existencialismo, entre ellos Kafka, y más recientemente Hesse. Ha de ser por ello que leerlos me deleita en gran manera.
Mi mente es un lugar interesantísimo, al menos para mí mismo. No podría explicar coherentemente mi sobrevaloración de los hechos, las inferencias que hago, las conclusiones a las que llego, los juicios que dictamino y  los arquetipos que los fundamentan. Y acompáñelo de un largo etcétera. Todo ello aderezado con un eventual toque de cordura que me permite ir entre los mortales guardando apariencias, aunque a veces sea muy tenue esa ficción entre ambos universos, que si bien coexisten en relativa paz, a veces se solapan creando conflicto. Esos conflictos intrapersonales que son epopeyas épicas contra uno mismo.

El preámbulo se me hizo algo enredado y poco útil.

Cuando uno crece como piadoso, creyente y practicante de alguna religión, las distorsiones de la realidad tienden a ser más marcadas. Yo tenía un librito de historias breves donde aprendí de una manera didáctica y muy bien ilustrada que la religión implica “religar” al hombre con Dios. Por tanto, todo lo que no sea religión significa un alejamiento de Él. No ahondaré mucho en la materia, pero en esto se asume primeramente la existencia de Dios; luego, que en algún punto de nuestra existencia estuvimos realmente unidos, y que por razones que nadie nos dice estamos obligados a volver a Él. Entonces, todo lo que Ud. y yo hagamos fuera de la religión, solo nos distancia de tan glorioso objetivo.
Por un tiempo de mi vida yo creía lo mismo. Era un celo inexplicable por alcanzar una perfección que solo desencadenaba mas frustración ante las normales flaquezas humanas.
Leyendo a Hesse (Demian, específicamente) conocí a Knauer, un joven bastante perturbado, y quien dice tratar de experimentar con magia, pero explica que para alcanzar un nivel espiritual digno de desarrollar esos poderes debe mantenerse sexualmente puro. De allí parten unas cuantas enseñanzas mas, por ejemplo, el joven Sinclair le pregunta si no es el mismo Dios de sus espíritus el que incuba en el esos sentimientos que reprime. Además, mas adelante le enseña a Knauer que mientras no logre conocerse a sí mismo, jamás podría pensar en conocer o allegarse a algún otro espíritu. Pistorius, otro personaje importante, se convierte en una especie de maestro para Sinclair. Pistorius quiso ser sacerdote, pero claudicó. Sin embargo, su pasión por lo sagrado es innegable. Sus enseñanzas abren un sinfín de posibilidades ante lo bueno y lo malo, la moral, la ética, la misma religión. Sus conversaciones son de las más interesantes, y para Emil Sinclair la más profunda de todas las lecciones es ayudarle a reconocer que el fin último de todo hombre es alcanzar su individualidad, pero que los temores nos hacen confundirnos con el conglomerado.
De Demian hay mucho que he disfrutado. Porque igual que Hesse, puedo identificar que una profunda formación cristiana puede incidir en como se observa la vida. El cuestiona lo fantástico de los relatos bíblicos, y como los hombres que han mostrado carácter en las historias allí escritas son desprestigiados de alguna manera. Inevitablemente a uno le cambia la perspectiva por completo, y uno que viene ya cuestionado cosas desde hace rato, es como encontrar un amigo que te dice algo que has querido escuchar.


Si encontrar nuestro destino, como aprende Emil, a toda costa -sin importar cual es pero dedicados a ello- es la esencia de la vida, bien vale la pena no dejarse religar por tal o cual cosa. Pues ni se podría aseverar que hubimos estado ligados primeramente. Habrá detractores de esta corriente de pensamiento. Pero como decía, hay que cuestionarlo todo para encontrar quien somos y en que creemos.

Quien me llegara a leer podría pensar que esto es algo como la conversion de Saulo de Tarso, pero de atrás hacia adelante. En vez de buscar prosélitos, ahora los persigo, cuando en otro tiempo mis frustraciones eran no conseguirlos. Tal vez eso si me da autoridad para hablar en la materia.

Se que he divagado, y aún no concreto.

Lo que pudiera intentar decir es que la eterna búsqueda del ser humano no puede estar sujeta a normas de conductas mas allá de su propia conciencia. Cualquier otro esquema de creencia lo ata a moralismos que suprimen la libertad del alma. 

Hace poco tuve un encuentro breve e incómodo con dos "ministras autorizadas" para exhortar, exponer, predicar e invitar a los hombres a "venir a Cristo y perfeccionarse en el". De alli se gatillaron en mí innumerables  pensamientos. Recuerdo que las palabras de esta jovencita no llevaban ni un ápice de sinceridad, de valor empírico o verdadera convicción. Me llenó de cierta angustia pensar que no tanto por el hecho de encontrarme manchado del mundo podía sentirlo, sino que la mayoría de sus enseñados son mas cananeos que yo. Y hasta mas doctos en artes y ciencias. 
La extrañeza de sus no propias palabras y su esbozo de sonrisa de conspicua superioridad moral me invitaban a considerar que Dios no me ve como yo soy sino como lo que puedo llegar a ser. (La cuestión es que sus líderes son hombres imperfectos como ella y como yo, y son quienes deciden eso que puedo llegar a ser). Bonito mensaje, pero resonó como címbalo que retiñe.
Hay verdades a las cuales no se llega sino a través de la experiencia, y que no hay manera científica de demostrar. Subjetivismo pleno. 
La fe esta supeditada a dogmas, y los cuestionamientos socavan su fundamento. Por ende, no hay lugar para la exploración consciente de sus postulados. Yo he elegido un camino mas amplio, con mayores libertades.
No puedo precisar en que momento me convertí en un escéptico de todo.

Desmontar todo un sistema de creencias requiere un punto de quiebre. Es como una "constituyente" filosófica desde donde nacen nuevas leyes de vida. Sé que aprendí a no amordazar mis pensamientos y acciones por un Dios castigador y una promesa de cielo que ni siquiera puedo probar que existen. 

Hay que encontrar ese destino no escrito. Y para ello hay que despojarse de todo vicio ético que impida escudriñarlo todo.

No tengo la seguridad de saber q va a ser de mi vida, a pesar de ya no ser un jovencito, pero careciendo de la sabiduría que la plena adultez conlleva. Si algo me ha gustado es aprender que "No hay que temer nada ni creer ilícito nada de lo que nos pide el alma."












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