La vida de los otros.

Sin ninguna referencia al reconocido filme alemán, plagio este título solo por encontrarlo bien relacionado al tópico que escojo hoy para disertar.
Después de unos cuantos años he reencontrado viejas amistades. No porque estuviesen perdidas, pues gracias a la era de las comunicaciones es mas fácil mantener en contacto a quienes ya no son parte del día a día. Sin embargo, encontrarnos fuera de la frivolidad del 2.0 siempre es mas gratificante.
Puedo considerarme afortunado, pues en todos los ámbitos en que me he desenvuelto he tenido oportunidad de conocer gente buena. Las malas personas nunca las recordamos, las memorables son aquellas quienes trascienden el paso del tiempo.
Y esta gente buena tiene una carga particular de sentimentalismo, puesto que evocan aquellos dias entre la temprana adultez y los vestigios de la juventud, donde no solo creces intelectualmente, sino integralmente, en gracia para con Dios y para con los hombres. Y hago mención de ello porque la universidad es eso: una comunidad del pensamiento. Donde ya no eres un púber ávido de experiencias, al menos para el común de nosotros los reencontrados, pero no eres tampoco el adulto de plena madurez. Y es ahí donde comienza esta desiderata.
Ya pasados los años, nos vemos menos lozanos, quizá igual de joviales pero menos infantiles en nuestros conversatorios. Mas comprensivos de nuestra realidad, porque nuestra formación nos brinda esa ventaja. Y ciertamente ya adultos. Para unos sus intereses son ahora el bienestar de sus hijos. La proyección de sus carreras, metas y objetivos concretos. No deja de haber el sinsabor de las derrotas personales de alguno, la bienaventuranzas de otro, pero el cohesionante hecho de que la búsqueda de plenitud es un anhelo de todos.
Quizá cada uno es exitoso en la esfera en que gire, mas no se puede evadir el hecho de que la victoria ajena siempre deslumbra mas. Es por eso que titulo de esa manera. Porque para el ego consciente, sus impresiones sensoriales hacen mas atractivo siempre lo que no es propio. Pero que bondad hay en saber que otro brilla, cuando tu propia luz no se atenua por ello. Y eso regocija, saber que quien ha logrado, lo ha hecho con mérito, que en cada camino hay batallas y que cada armadura se ha ido moldeando a cada anatomía, porque en cada uno hay un heraldo, experto en artes y ciencias para la vida.
Hay rostros felices, hay otros en cuya sonrisa no dejas de percibir ese dolor menguado, hay rostros serenos, hay otros un tanto ilegibles pero no insinceros.
Y esta el mío.
Termino citando algunos versos de Max Ehrmann, porque me parece pertinente. Aun cuando la vida de los otros parece más interesante, todos a fin de cuentas nos encontramos en la misma búsqueda:

"Si te comparas con los demás,
te volverás vano y amargado
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera,
por humilde que sea,
ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en tus negocios,
pues el mundo está lleno de engaños.
Mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe,
hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales,
la vida está llena de heroísmo.
Tú eres una criatura del universo,
no menos que los árboles y las estrellas,
tienes derecho a existir,
y sea que te resulte claro o no,
indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios,
cualquiera que sea tu idea de Él,
y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,
conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,
el mundo es todavía hermoso.
Sé alegre.

Esfuérzate por ser feliz".






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