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Mostrando entradas de abril, 2016

Serendipias y otros imposibles.

Hoy, legalmente, son 365 días con sus noches. El tiempo que conmemora esta fecha tiene demasiada magia como para olvidarlo tan de prisa. De igual forma, jamás he pretendido olvidar. Más bien, eliminar la frecuencia con que los recuerdos inundan la mente, y tratan de evocar sentimientos ya muertos. Aunque hoy me demuestre que siguen vivos. Será tal vez aquello de la ley de la atracción, el secreto. No hallo explicación coherente, pero no le atribuyo nada al destino. Simplemente porque me demostré hace ya tiempo que tal percepción es subjetividad pura. Que no existe nada escrito previamente. Que las cosas no siguen ningún curso predicho. Que es solo una coincidencia de las más hermosas, aunque conlleve toda aquella tristeza y todo los recuerdos juntos. Verte hoy fue celebrar un aniversario de ese nasciturus. Un momento entre nostálgico, alegre y cruel. Todo a la vez. ¿Por qué volteé? ¿por qué fuiste tu quie...

Here's my station.

Hubo tanta espera por ésta fecha. Como el cumpleaños o la navidad. Como si conmemorarla tuviera sentido. Pero así es, y luchar contra ello es negar una realidad evidente. Hace 365 días de nuestro casual encuentro. Tu, yo, la noche, un trago inocente. Tu té, tus historias. Las mías siempre más vanas. Esa conexión inexplicable con todo lo que eras en ese preciso instante. Y aún lo que llegaste a ser poco después. Había tanta soledad en mi alma, que me deslumbró por completo la compañía que me brindaste. Y completaste luego, no por propia intención, sino por mis anhelos, todos aquellos espacios donde los ecos retumbaban ante el silencio de mi vida. Hoy me toca recordarte como un pasado perfecto. Y nunca, jamás, como presente continuo. No estábamos destinados a ser, hoy lo acepto. No estábamos listos para tanta locura, para tanta necesidad, para tanto nosotros. No era mi hora. Aunque la vida parec...

Breaking Point

No es casualidad que la vida esté tomando este interesante giro. Ya en oportunidades pasadas, aun con el dolor de toda la suma de eventos, el pensamiento me había cruzado por la mente. No como escape a ninguna realidad, sino como redirección de una serie de experiencias que probaron no ser satisfactorias en ningún aspecto. Por supuesto, hay reservas. Miedos que también existen y que son razón de todas las decisiones tomadas, pero apuesto por una experiencia distinta. Sin conjeturar sobre los resultados, a pesar de que la idea no deja de rondar mis pensamientos, pero con una especie de esperanza placebo que de cierta forma apacigua los resquemores que el pasado ha dejado. Si, hay cierto juicio intrapersonal, como señalando que toda la lucha interna por convencerme de aquello fue casi inútil si se concibe lo nuevo. Pero luego caigo en cuenta que la vida no es sino un cúmulo de experiencias y que bien vale la pena haber tenido un poco de todo, y entonces, decidir que curso finalmente to...