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Mostrando entradas de septiembre, 2016

Perorata.

No he dormido bien hace días. A veces por dejar que los pensamientos acribillen mi memoria, o divaguen sobre sucesos imaginarios, o simplemente revoloteen como mariposas nocturnas buscando la luz. Vienen sucesos grandes. Cambios de paradigmas. Grandes decisiones. Redireccionar el barco. Retomar el timón. O simplemente grandes y nuevas decepciones. Mi humor cambia. Mis esperanzas merman. Mis emociones fluctúan. A veces me siento como lleno de ilusiones, y otras tantas más frecuentes me declaro un consagrado pesimista y me cargo de negatividad ante lo irrealizable que pudiera parecer el panorama. Quien sabe. Hoy recordé otro poquito. Y, por supuesto, te lloré otro poquito más, como por costumbre. Ya nada importa mucho. Hay una realidad allá afuera, que me espera para mañana.

La habitación de mis recuerdos.

"Una de las cosas que aprendí en mis años de mayor locura fue que uno podía estar en una habitación, con paredes, ventanas con barrotes y puertas cerradas con llave, rodeado de otras personas locas, o incluso metido en una celda de aislamiento a solas, sin que esa fuera, de hecho, la habitación en que uno estaba. La habitación que uno habitaba de verdad la componían la memoria, las relaciones y los acontecimientos, toda clase de fuerzas invisibles. A veces delirios, a veces alucinaciones, a veces deseos. A veces sueños y esperanzas, o ambición. A veces rabias. Eso era lo importante: reconocer siempre donde estaban las paredes reales." No sé que es más injusto. Si estar despierto sin razón a las cuatro de la madrugada, o tener que despertar temprano como si hubiera dormido toda la noche. O robar alguna pertenencia ajena, a fingir un sentimiento inexistente. O desvelarme pensando en ello, y darme cuenta que solo a mi me persigue...

Locked in a cage.

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"Nos pasaba a todos los locos, era nuestra mayor esperanza y nuestro mayor sueño: queríamos ser algo. Lo que nos afligía era lo difícil que resultaba lograr ese objetivo, así que lo sustituíamos por delirios. Había multitudes de compulsiones y obsesiones, delirios y desesperaciones... Era un sitio de un dolor indescriptible. Eso es lo que la gente que nunca ha estado loca no puede entender. Lo mucho que hiere cada delirio. Lo lejos que parece la realidad del alcance de uno. Es un mundo de desesperación y frustración." El fragmento que cito lo extraigo de mi más reciente pasatiempo. Algo que había abandonado hace rato por no encontrar en ello verdadero sosiego. Hace un par de semanas una de mis estudiantes me prestó un libro para leer. Quizá por escucharme decir tantas estupideces, o quien sabe realmente la razón. Pero me ha servido para recordar mi subyacente estado de salud mental, y, por qué no, volver a reconciliarme con aquella idea de que estoy completamente loco. ...

A veces me dan ganas de darte un te extraño.

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Verte es revolver el pasado que es aún presente para mi. Sentirme tan triste como siempre, y convencido de que el olvido es la más dura de las venganzas. Si. Para usted yo era tan sólo un rostro más en ese mar de gentes. Pero yo salgo a la calle todos los días esperando encontrar el suyo. Y en ocasiones lo consigo. No sé si por causalidades o por extrañas fatalidades. Es como si resaltaras de entre todos los mortales, aunque hace ya tiempo te expulsé del Olimpo donde te adoré con locura. Y sin embargo, puedo verte y reconocerte entre la mas tumultosa de las multitudes. Tal cual te veo en mis pensamientos de todos los días. No es palabrería. Era sentir esas palpitaciones apresuradas, esa emoción que no caduca, ese temor de cruzarnos con ansias inmensas de que sucediera. Pero seguía viéndote desde mi barrera, apreciando en silencio la realidad de tu ausencia sempiterna. Cuando llega el hastío, me propongo para siempre liberarme de tu fútil recuerdo. Pero el corazón no cono...