Perorata.
No he dormido bien hace días. A veces por dejar que los pensamientos acribillen mi memoria, o divaguen sobre sucesos imaginarios, o simplemente revoloteen como mariposas nocturnas buscando la luz. Vienen sucesos grandes. Cambios de paradigmas. Grandes decisiones. Redireccionar el barco. Retomar el timón. O simplemente grandes y nuevas decepciones. Mi humor cambia. Mis esperanzas merman. Mis emociones fluctúan. A veces me siento como lleno de ilusiones, y otras tantas más frecuentes me declaro un consagrado pesimista y me cargo de negatividad ante lo irrealizable que pudiera parecer el panorama. Quien sabe. Hoy recordé otro poquito. Y, por supuesto, te lloré otro poquito más, como por costumbre. Ya nada importa mucho. Hay una realidad allá afuera, que me espera para mañana.