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Mostrando entradas de enero, 2016

Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Algunos días parecen inexplicablemente destinados a ser tristes. O quizá es una predisposición natural, o una costumbre ya arraigada. No sabría precisarlo con exactitud. Pero si puedo decir que aquello de que las personas que más ríen tienen las más grandes tristezas, puede que sea cierto. Hoy hubo mucho de risas. Podría mostrar una realidad distorsionada: Hacerlos creer que Juan no tiene cosa alguna que le perturbe. Más los hechos, esos sucesos que componen nuestra percepción del ahora, son silenciosamente distintos. Hoy el cansancio me ganó la batalla. O digamos que me era necesario esa brevísima desconexión que el sueño proporciona. Siguen rondando esas ganas de huir. Las que se soslayan momentáneamente entre el ajetreo de los días. Ajetreo que solo se traduce en levantarse a la misma rutina vacía, caminar entre el tiempo como si fuera un espeso caldo, grueso y pegajoso, que impide avanzar con rapid...

Je rêve d'aller à Paris

Cuando conversábamos de mi afición por la lectura, una vez me dijiste que quien lee puede viajar desde las paredes de su cuarto. Luego me revelaste que citabas una canción Renaud. Hoy lo viví. No desde las paredes de mi habitación, sino desde ese cómodo sillón en la mediateca de la Alianza. Todo esto me hace recordar, por supuesto. Y recuerdo aquella cena de aquel día que pareció probablemente uno de los mejores. El día de esas pláticas llenas de sentimiento. Cuando conocí tu árbol favorito. Y ese día hablamos brevemente de mí. Y yo te comenté que mi mundo eran cuatro paredes. Y me invitaste a salir de ellas. Quizá salir y encontrar el mundo real no fue la mejor idea. Desde que vivo la realidad soy más vulnerable al hecho de hallarme sólo. Esa soledad la llenabas tú. A mis manos llegó la historia de París. Y me paseé por su fundación hasta la edad media, conocí...

Cent fois, sans toi

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Típico domingo. De esos llenos de memoria, de ganas, de tristeza. De extrañarte. Y lo digo solo por si al destino se le ocurre que tu leas estas líneas alguna vez. Imbecilidades mías. No se agota tu recuerdo en mi memoria. Está esculpido en piedra, como dispuesto a perdurar per secula seculorum. No sé si es esta soledad apabullante la que te llama incesantemente. No sé si tu energía merma de que yo te invoque en mis pensamientos. Ya es tiempo que esta infatuación de descanso a tu alma, y deje de perturbar la mía, ya bastante atribulada. Pero pasan los días y tu recuerdo no se borra. Parece insistir en quedarse para siempre, invadiendo cada rincón de mi cabeza, transubstanciando todo lo que fuiste y aún eres para mí, en ese ser omnipresente que yo adoro en la más pagana de mis actitudes, y que representa ese cielo inalcanzable, y ese infierno merecido al cual he sido relegado para purgar tu recuerdo, que parece impreso en cada pensamiento, que desde que recobro la consciencia has...

Foule sentimentale

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Oh la la, la vie en rose... Hoy fue mi día de francés. Recordé que mi mejor pasatiempo ha sido ése, y que es siempre la mejor manera de ver pasar las horas amargas del trabajo con algo bueno que hacer. Y por otro lado, esta la nostalgia. Estas tú. Porque inevitablemente recuerdo esas tardes en que desde la lejanía eras mi maestro particular. Y hoy lamento no tener a quien acudir con mis dudas, y peor aún, no mostrarle mi progreso. Me conmueve ir descubriendo cosas nuevas, aún canciones clásicas, los sucesos del día a día, la vida parisina, y no tener con quien comentarlo. Incluso comencé a seguir a un joven americano que vive en Francia hace algunos años y ahora describe los estereotipos comunes entre americanos y franceses. Es divertido. Y como dije, nostálgico. Sobre todo nostálgico. Porque si bien es cierto que no hago el esfuerzo de dejarte ir, y que tu ausencia duele cada día aún como el primero, es como esa tristeza anuente, que ahora tiene justificación. Foule sen...

Corazón de elefante

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¿Recuerdas aquella canción que te dediqué silentemente, como todas las que alguna vez me hicieron pensar en ti, por aquellos días de tu viaje a Francia? Hablaba sobre los elefantes, y la memoria infalible que tienen. Hoy vuelvo a dedicarte otra canción sobre elefantes. Porque sí. No consigo olvidarte. Tal vez jamás lo haga. Tal vez no siquiera deseo olvidarte. Quien sabe. Yo sé que en tu memoria no quedan vestigios de mí, no espero que así sea. Sin embargo, yo sigo pensando en ti con insistencia. Como en aquello que fue muy querido, pero que por vueltas de la vida, hoy no esta. Pero que no tuve tiempo de asimilar esa partida, y aún añoro la presencia de lo que es hoy remembranza del pasado. Trato de no sentir tristeza al pensarte, pero dime tu si no es triste recordar. Es una ausencia involuntaria para mí, y aún así tan real como el hecho mismo de que no estás hoy, y no estarás nunca más. Pienso... Si siendo menos estúpido hubiera podido tenerte aún hasta ahora. Y luego enti...

Yo no olvido al año viejo

Escribo estas líneas al son de canciones de Frèro Delavega. Ellos tienen la particularidad de transportarme a un espacio de tranquilidad inusual, además de deleitarme con su sonido suave y su francés perfectamente enunciado. Terminó 2015. Lo empaqué en una bolsa y traté de deshacerme de el con respeto, pero con ganas de que se llevara todo lo que trajo consigo. Ese mismo día de fin de año me pesaba demasiado un recuerdo particular. Ese que arrastro como un grillete de la memoria. El que se calma de a raticos, pero siempre vuelve como un intermitente dolor de muelas. Solo que lo que duele es el corazón. Ayer vi una entrevista donde el entrevistado decía que uno debe estar alegre de que el corazón duela, pues es señal de estar vivo. Y yo creo estar más vivo que nunca. Ya no tengo sino recuerdos. Demasiados. O tal vez no tantos sino que se repiten en la grilla de mis pensamientos con demasiada periodicidad. Y sigo en ...