El torbellino de la vida
Ya mareados, y un poco cansados de todos los giros que hemos dado. Y bastante exhaustos, al menos lo está mi corazón, de todo lo que sabe que siente pero lo obligo a no sentir. Nos conocemos, nos reconocemos, nos perdemos, nos reperdemos, nos encontramos, nos reencontramos, y después nos separamos.Cada uno por su lado se debate en el torbellino de la vida. Y yo me voy hundiendo solito en la misma espiral a la que ya estoy acostumbrado. Mis horas a su lado pasan con la suavidad de una eterna primavera. Y reconozco que ni sabiendo todo lo que sé, puedo dejar de sentir todo lo que siento. He encontrado la extraña manía de utilizar las cuitas de Werther, fechadas coincidencialmente, para reflejar que siento ese mismo pesar que el por Carlota. Me abruma un poco que me sienta tan exactamente igual que él. Y que nuestro anhelo sea también muy parecido. No lo culpo. Me culpo a mi mismo por la insensatez y la locura que significa auspiciarme esa esperanza inerte que no existe, sin...